jueves, 17 de septiembre de 2015

¿Qué significa ser un ciudadano culto y autónomo en la sociedad digital?

Podríamos medir el grado de cultura de un ciudadano en la sociedad digital en función de sus habilidades para desenvolverse con herramientas digitales, aunque a mí personalmente esta definición me parece del todo insuficiente.

Se podría decir que también sería aquel ciudadano que no se pierde en mitad del enorme mar de información existente, que tiene criterio para filtrar y seleccionar aquello que le es útil, descartando las distracciones. Igualmente podría ser aquel que evita riesgos respecto a su privacidad y datos sensibles. Sin embargo hay riesgos aún mayores que afectan directamente a la salud mental de los usuarios de las nuevas tecnologías. En ese sentido, hace menos de un año leí un artículo del juez de menores Emilio Calatayud que alertaba del número de casos nuevos dependientes de las nuevas tecnologías, calificando estas adicciones como un nuevo tipo de drogadicción. Por eso yo voy un poco más allá, y creo que el ciudadano culto es también aquel que usa la tecnología con moderación y que no cae en esas nuevas formas de adicción. Todos conocemos casos de alumnos que usan las TIC a la perfección pero que al mismo tiempo tienen la necesidad psicológica de tener el móvil en la mano esperando que les llegue un mensaje de alguien, o esos otros casos de alumnos que cuentan que se pasan largas horas de la noche pegados al Whatsapp.

El modelo educativo tiene que incorporar las TIC como un vehículo de trabajo dinámico adaptable a las capacidades de cada alumno, pero al mismo tiempo ha de educar en el manejo sano de estas tecnologías para evitar los fuertes problemas de dependencia que todos sabemos que se están gestando en muchos jóvenes. No sólo hay que enseñar herramientas, sino que hay que mostrar cuáles son los límites que les tenemos que poner.

Lecturas de ampliación

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